Cerca de Ladruñán, pequeño pueblo anexionado al término municipal de Castellote, se encuentra este paraje natural donde el río Guadalope –“río de los lobos”– se encajona entre las altas y calcáreas paredes verticales de la Umbría de la Perona y Minarete.
Este espacio natural es una formación fluvio-cárstica, en concreto, una toba o edificio travertínico generado por el río Guadalope que al atravesarlo ha originado un túnel por el que actualmente discurre.
El Monumento Natural del Puente de Fonseca y su entorno reúne un interés especial por la singularidad de sus valores paisajísticos y constituye el hábitat del escaso cangrejo de río, el águila azor perdicera, una nutrida colonia de buitre leonado y de especies botánicas endémicas de gran valor ecológico, además de otras rupícolas como el culantrillo de pozo y el té de roca. Entre los mamíferos destacan el jabalí, la cabra montés y la nutria.
La humedad y el sustrato de toba calcárea crean un microclima especial que facilita la presencia de musgos y helechos. En la ribera prosperan sauces, chopos y álamos mientras que en laderas alejadas del río se desarrolla un bosque mediterráneo más o menos denso, en recuperación tras el pavoroso incendio de 1994, en el que predomina el pino carrasco. Aunque escaso, podemos encontrar madroño en laderas de umbría y latoneros o almeces, más abundantes, en zonas abrigadas.
Un Espacio Natural Protegido en el que el conjunto formado por el agua, la roca y la vegetación componen un bello remanso de paz y sosiego y en el que la naturaleza quiso recrearse diseñando y creando este bello puente natural.