Escondido tras unas ramas desnudas, un sarrio pirenaico sigue atento y sigiloso nuestros pasos. Habitante de la alta montaña pirenaica, el sarrio _ _ es una subespecie de rebeco muy habitual en nuestras montañas. Se estima que viven más de 10.000 ejemplares en el Pirineo aragonés.
Son la élite de la escalada en el mundo animal. Hasta el punto de que su hábitat se encuentra entre 1.500 y 2.500 metros de altitud. En verano se encuentran incluso en altitudes cercanas a los 3.000 metros. Se mueven con una facilidad y una elegancia asombrosas por lugares que a nosotros, los humanos, nos parecerían imposibles como canchales, cortados o elevadas pendientes.
Es habitual encontrarlos en manada. A diferencia de los ciervos o los gamos, los sarrios son de la familia de los caprinos, motivo por el que no pierden nunca los cuernos como sí ocurre en el caso de los cérvidos.
Macho y hembra son muy similares, pero un truquito para diferenciarlos es fijarse bien en los cuernos. Los machos muestran una mayor curvatura hacia atrás. En verano es fácil ver a las hembras acompañadas de las crías, cuyo nacimiento se produce normalmente hacia final de mayo.
En la actualidad, no cuenta con depredadores naturales aunque algunas enfermedades han afectado a las poblaciones de sarrio en los últimos años.
Su silueta es inconfundible así que recuerda, si caminas a partir de los 1.500 metros de altitud y localizas a un grupo caprino con dos manchas oscuras a ambos lados de la cabeza estás ante una de las especies más emblemáticas del Pirineo. Un animal animal fascinante adaptado a las condiciones más extremas de la montaña.
Los Agentes para la Protección de la Naturaleza del Gobierno de Aragón, se encargan de realizar los censos y el seguimiento y control de la especie.
Autor de la foto: Eva María Serrano García