Últimas luces del día, se escucha un imponente bramido, estamos en zona de ciervo, es la berrea.
Desde mediados de septiembre, hasta mitad de octubre aproximadamente, tiene lugar en nuestros montes un acontecimiento salvaje, el celo de los ciervos.
Los machos, con las primeras lluvias de Septiembre activan sus feromonas, y no dejarán de bramar para marcar su territorio, llamar a los grupos de hembras y enfrentarse a otros machos que quieran entrar en su terreno. El apareamiento es el objetivo, y sólo los ejemplares mas fuertes lo conseguirán, los mejores en definitiva, los que continúen la especie.
Si queremos disfrutar de una berrea, debemos seguir una serie de pautas, la primera y la principal es, no molestar a los animales, no debemos de acercarnos demasiado, si nos detectan, se acabó, huyen. Por eso es recomendable ir provistos de material óptico y quedarnos a una distancia de varios cientos de metros.
Es importante también apostarnos al amanecer o al atardecer en un punto elevado de la orografía, permanecer inmóviles y escuchando, si oímos el bramido, no movernos, pues repetirá, y dirigir nuestras miradas hacia la zona que lo hemos oído.
Y sobre todo, paciencia y respeto, podemos estar horas esperando y no escuchar nada y de repente, el sonido estremece y no deja de escucharse.
En Aragón son muchas las zonas que tienen población de ciervo, algunas de ellas, están dentro de los espacios naturales protegidos de la Red Natural de Aragón, por ejemplo; Los Paisajes Protegidos de los Pinares de Rodeno, en la Sierra de Albarracín, en Teruel, o el de la Sierra de Santo Domingo en la provincia de Zaragoza, también en el Parque Natural de Los Valles Occidentales en Huesca.
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